Gisela Heffes (ed.) (2013)

Utopías urbanas. Geopolíticas del deseo en América Latina

Madrid y Fráncfort del Meno: Iberoamericana/Vervuert, 434 p.



Reseñado por Jorge Locane

Lateinamerika-Institut, Freie Universität Berlin


Gisela Heffes proviene de la tradición crítica heterodoxa que tiende a desconocer géneros y fronteras. Doctorada en Yale, actualmente ejerce como profesora de Literatura y Cultura Latinoamericanas en la Rice University. Siempre interesada en indagar las expresiones urbanas, sus tramas imaginarias, simbólicas y materiales, ha publicado tanto trabajos de investigación como de ficción. Entre otros y respectivamente, Las ciudades imaginarias en la literatura latinoamericana (2008) y Glossa urbana (2012).


Fiel a dicha corriente, Heffes asume la función de editora de Utopías urbanas desde una mirada multifocal y dialógica. Explícitamente, construye ya en la “Introducción” un lector ideal dispuesto a abordar el tema desde puntos de vista, no solo diversos, sino hasta por momentos en abierta oposición (35). El epígrafe de Ángel Rama que encabeza su nota inicial, sin embargo, puede leerse como la clave que hilvana la heterogeneidad del volumen, pues todos los artículos a su manera retoman y actualizan debates en torno a la categoría de ciudad letrada.


Pensar la forma de la ciudad latinoamericana es para Heffes y de acuerdo con Lewis Mumford (15) también pensar el orden específico que una sociedad se proyecta para sí. En este sentido y en base a su etimología, todo programa urbanístico, con pretensiones de aplicación directa o no, se constituye como utopía, como un orden social que por el momento “no tiene lugar”. La propuesta inicial del volumen es, así, reflexionar sobre diversas articulaciones de la dupla ciudad/ utopía en tanto operación ideológica sobre el espacio que, aunque muchas veces forzada, vio florecer en Latinoamérica, con la Argirópolis de Sarmiento en un lugar privilegiado, gran parte de sus más acabadas manifestaciones. De modo más específico, los artículos buscan responder también a la actual carencia o agotamiento de tal imaginario.


Por lo demás, el libro reúne, deliberadamente en unidades temáticas y no según disciplinas, doce notas de reconocidos especialistas en sus habituales áreas de investigación, pero acaso también ignorados en otras vecinas. La primera sección, “La utopía y la ciudad contemporánea latinoamericana”, consta de dos contribuciones. La de Fernando Aínsa, presentada explícitamente como un avance más de su work in progress (49), es prescindible para quien haya leído otros de sus ensayos recientes sobre temas literarios. Rebecca Biron, por su parte, analiza la paradoja que emerge de contrastar, en un juego de metáforas, los flujos y dinámica del metro y la cloaca de México DF, con los enclaves y las densas fronteras que produce la política del miedo y la inseguridad. De donde concluye que la utopía de la seguridad se nutre de una puesta en circulación de significados que como contrapartida destruyen la utopía de la ciudad. Un artículo sugerente, en un registro que recuerda los estudios de Slavoj Žižek sobre las formas en las que se manifiesta la ideología.


Bajo la sección “Medicina, naturaleza y ciudad en las utopías del comienzo del siglo XX” aparecen los controversiales artículos de Diego Armus, Fabiola López-Durán y el de la misma Heffes. Los tres giran en torno a las declinaciones particulares que adquirió la relación conflictiva, pero siempre prolífica, entre naturaleza, arquitectura y medicina a comienzos del siglo XX. En este marco, el ideal eugenésico, el positivismo y el higienismo operaron como matrices ideológicas dominadoras, que dieron lugar a textos – con pretensiones estéticas y/o científicas – escasamente indagados en la actualidad. Tanto Armus como López-Durán, con carácter de revisión histórica y desde una perspectiva crítica, retoman el rastro y ponen al descubierto cómo muchas de estas fuentes textuales alimentaron la planificación urbana concreta de aquel entonces. En otra línea, Heffes propone desde la ecocrítica lecturas de A través del porvenir (1904), de Enrique Vera, y de La ciudad anarquista americana (1914), de Pierre Quiroule, comprometidas con la mejora de las condiciones ambientales de las ciudades latinoamericanas, en una clave que se niega a disociar cultura de naturaleza.


En el tercer apartado, “Utopía, vanguardia e imaginario urbano”, Raúl Antelo retoma las experiencias de Marcel Duchamp y Roger Caillois, para evaluar la llamativa evolución que conduce de la Buenos Aires de comienzos del siglo XX, exaltada como “diosa”, a la actual “villana”. Silvia Poppe, a su vez, revisa las conceptualizaciones del estridentismo relativas al espacio urbano y propone que su mayor aporte fue el de redefinir la mirada y la percepción del entorno y, con ello, cuestionar las mecánicas estatales de homogeneización.


Bajo el próximo eje, “Entre lo urbano y rural: modelos alternativos para pensar la utopía de/en América Latina”, aparecen tres contribuciones orientadas a leer, en diferentes emprendimientos literarios/culturales, proyectos civilizatorios alternativos a los que ofrecieron las ciudades latinoamericanas en su momento de apogeo. Annik Louis elabora una lectura de Una excursión a los indios ranqueles que difiere de las canónicas, al ver en Mansilla una figura ambigua dispuesta a negociar la jerarquía dicotómica que, en su momento, había logrado imponer Sarmiento. Marisa González de Oleaga, por su parte, seconcentra en proyectos aparentemente antagónicos, una comunidad anarquista y una colonia menonita, que – según la autora  – en ningún caso llegan a entenderse con el desafío que representa la alteridad indígena en el Paraguay guaraní. Finalmente, Gabriela Polit Dueñas aborda el mundo construido por Alison Spedding en sus novelas, donde la utopía se define como la posibilidad de preservar una cultura y una base económica centradas en la coca y su intercambio en los mercados de las principales ciudades andinas.


La última sección, “Brasilia vis-à-vis Brasilia”, está dedicada a una utopía urbana por excelencia. Adrián Gorelik retoma su interés por la capital de Brasil, en tanto “punto ciego” sobre el que se articulan inestables y diferentes discursividades que van del rechazo y la condena originarios al reciente redescubrimiento y exaltación. Para concluir, Farès el-Dahdah vuelve a Rama para mostrar cómo la materialidad urbana se ajusta y se reactualiza en el caso específico, pero también ejemplar, de Brasilia, en función de la palabra escrita y el diseño abstracto representado por la Memoria descriptiva do plano piloto (1957) de Lucio Costa.


El volumen está orientado a un lector especializado en temas urbanos, pero predispuesto a definiciones vacilantes. Sin duda las contribuciones consideradas por separado pueden ser enriquecedoras en las áreas de estudio particulares que se las desee inscribir, pero como un todo, e incluso en los bloques temáticos, carece de un hilo conductor fácilmente identificable. Por esta razón, Utopías requiere predisponer el oído para escuchar la polifonía conceptual y metodológica que propone la editora. Porque al fin y al cabo, ¿existe alguna disciplina que posea un alcance absoluto y trascendente? O, más elementalmente, ¿qué entendemos hoy por ciudad? ¿Cuzco, la Roma antigua y el DF o Cuzco, la Roma antigua o el DF? ¿Las imágenes y proyecciones que las inventan o que las redefinen? ¿Qué lugar le asignamos a las ciudades puramente imaginarias que muchas veces devienen realidades deformadas o inconclusas? En estas preguntas se apoya Utopías urbanas. Como conjunto, problematiza, sugiere, tiende puentes entre disciplinas y explora nuevos surcos. Este gesto, el de abordar la ciudad en sus complejidades y solapamientos, es su mayor acierto.