Paulo Freire

¿Extensión o Comunicación? Sobre los profesionales y el conocimiento en el (no) diálogo de saberes

Santiago de Chile, Instituto de Capacitación e Investigación en Reforma Agraria, 1969, 76 p.

 

Reseñado por Guillermo Williamson

Universidad de La Frontera, Temuco

 

 

En esta reseña del libro “ ¿Extensión o Comunicación?” del gran educador brasileño, y del mundo, Paulo Freire (Recife, 19.09.1921 – Sao Paulo, 02.05.1997), queremos hacer dialogar algunas de sus ideas de los años 60 con el mundo de hoy. Organizaciones y movimientos sociales, indígenas, profesionales y sindicatos de funcionarios públicos, deberían re-leerlo por la vigencia e iluminación que aún tiene para sus prácticas sociales y profesionales. En estas breves líneas no lo agotaremos en su contenido; damos unas nociones escritas de la palabra validada por la práctica y la historia, que contribuyen a encontrar sentido crítico y liberador a las concepciones más profundas del quehacer de técnicos_as y profesionales comprometidos_as con el pueblo, indígena y no indígena, para la transformación de las comunidades, de los modos de producir, difundir y hacer dialogar el conocimiento y los saberes diversos de la sociedad en su conjunto.

 

En 1969, Paulo Freire, en Chile, publicó por primera vez “ ¿Extensión o Comunicación?”. En él desarrollaba y ampliaba su concepción educacional liberadora, en un contexto de Reforma Agraria, a lo que entonces (y aún) se llamaba Extensión Agrícola, generada en el contexto de la Revolución Verde de los años 50. Analizaba el quehacer de Ingenieros_as Agrónomos_as y Técnicos_as Agrícolas en los procesos de cambio agrario y de la economía campesina. Hoy, después de tres décadas, es válido reflexionar sobre la actualidad de sus ideas para la realidad de los actores técnicos, estatales y privados latinoamericanos, y sus pares femeninas, responsables de vincularse a movimientos sociales y empresas de cooperación campesina e indígena, para impulsar estrategias de desarrollo sustentables, democráticas, asociativas, que contribuyan a mejorar la vida campesina e indígena, cuidar el ambiente natural y democratizar la vida rural, desde la participación de base.

 

El sector agrario en Chile, al que se incorporó Freire en sus primeros años de exilio (1964-65), era uno de los más críticos para el gobierno demócrata cristiano – reformista socialcristiano, modernizador desarrollista – que tenía la decisión de realizar una Reforma Agraria en los marcos de sus propuestas y de la Alianza para el Progreso, para transformar la estructura agraria organizada en la relación latifundio-minifundio y la exclusión, como consumidores_as y ciudadanos_as, de los_as campesinos_as, apoyando a la mediana y pequeña propiedad, y las formas cooperativas de asociación.

 

La preocupación central del libro es analizar el papel del conocimiento en la praxis de profesionales y técnicos_as en el cambio social, a partir del análisis crítico de la extensión rural como expansión unidireccional del conocimiento e invasión cultural, para proponer una noción de la comunicación como pedagogía liberadora de su quehacer profesional en la relación ser humano-naturaleza, ser humano-tecnología, conocimiento-naturaleza. Se estructura en tres capítulos. El primero, se centra en el concepto de Extensión: desde su definición semántica sostiene su “equívoco gnoseológico”. El segundo, se refiere a la Extensión e Invasión Cultural y al papel educador de los_as agrónomos_as en contextos de reforma agraria y transformaciones culturales. En el tercero, se plantea y responde a la pregunta ¿extensión o comunicación?, para afirmar el proceso educativo como una situación gnoseológica liberadora basada en la comunicación.

 

Un planteamiento clave es que el carácter de la función de los_as técnicos_as y profesionales está dada por el carácter de la relación humana-profesional que establece, en el plano histórico-cognitivo, con los saberes tecnológicos – con una base epistemológica e ideológica que los conforma en sus sentidos, organización y difusión – que entran en relación en la práctica social de la transformación de la realidad. Entre su saber tecnológico, aprendido desde la academia y ciencias hegemónicas, con el de los_as campesinos_as, productor_a de saberes generados desde la tradición y el empirismo. Freire denuncia la “Invasión Cultural” que implica una relación desigual entre conocimientos, donde uno se impone al otro de un modo autoritario y validado por los sectores dominantes del Estado y sociedad.

 

Esta es una cuestión que hoy levantan movimientos indígenas y de educadores en el campo de la interculturalidad y del desarrollo. El papel de los educadores en la Sociedad Civil, movimientos y organizaciones sociales, de educadores tradicionales indígenas en las escuelas y facilitadores interculturales en la salud, se enfrenta hoy a los mismos problemas teóricos, metodológicos, cognoscitivos y políticos desde los cuales reflexionaba Freire en los 60. Se ha profundizado, en el contexto neoliberal, la distancia entre el saber popular e indígena y el saber dominante y validado por el mercado y los grupos, clases o etnias dominantes. En la interfaz de la relación, se encuentran los_as profesionales que deben enfrentar hoy la misma pregunta: ¿se actúa extendiendo el conocimiento dominante o hegemónico al pueblo o comunidades, se coloca en el lado del saber de los_as oprimidos_as – que no es subordinado ni dominado, sino validado por el propio pueblo, con sus contradicciones y debilidades, al igual que el saber dominante o hegemónico – o se actúa promoviendo el diálogo creativo y productivo entre ambos saberes? Hoy el dilema de extensión o comunicación continúa vigente para profesionales y técnicos_as de organizaciones, movimientos sociales e indígenas y funcionarios del Estado comprometidos con la democracia y transformación social.

 

Freire hace un largo análisis sobre la dimensión temporal del trabajo agrario. Señala, lo que hoy es más válido que nunca y en palabras actuales, que en el lenguaje de la dominación, la participación y la democracia ocupan demasiado tiempo, lo que no permite el adecuado uso racional de recursos, imponiendo la temporalidad propia (del sistema) a la del campesinado o indígenas. Esto tiene como consecuencia el que no se respeten los tiempos de las comunidades y de las culturas para aprender, sino que se les fuerce a un proceso cognitivo y cultural rápido, sin prever las consecuencias sociales, culturales y lingüísticas de estos cambios. Esa justificación arrasa la dimensión subjetiva de las culturas en el continente, convierte a la relación pedagógica entre profesionales y campesinos_as en un tipo de educación bancaria que estimula la domesticación y, por tanto, deshumaniza tanto al (a la) profesional como al (a la) productor_a y al deshumanizarse ambos, son incapaces de establecer una transformación del mundo, a través de una relación ser humano-tecnología-naturaleza, que, en palabras actuales, sea efectivamente sustentable.

 

Los contextos influyen en los textos, pero no los limitan en sus posibilidades. “¿Extensión o Comunicación?”, cuando Freire no está entre nosotros, aún está vigente y puede ser actualizado. Como a él le habría gustado, desde la mirada de los tiempos que evolucionan, desde los_as oprimidos_as y excluidos_as de cada época, de los_as pobres del capitalismo neoliberal, en tiempos de reorganización de la economía mundial por la globalización y reconstrucción de la cultura a nivel planetario y local. Mucho ha cambiado en el mundo, pero mucha injusticia, desigualdad y discriminación ha permanecido. La crítica del texto continúa vigente, como pregunta y respuesta.