Roberto A. Follari:

La alternativa neopopulista (el reto latinoamericano al republicanismo neoliberal)

Buenos Aires: Homo Sapiens, 2010, 116 p.

 

Germán Rogelio Martínez  |  gmartinez@zedat.fu-berlin.de

 


La política latinoamericana se debate en la actualidad entre, por un lado, la permanencia de un modelo político-económico que se concibe de izquierda y, por ende, ligado a la concreción de un modelo integrador donde las nuevas recetas no se confundan con soluciones pasajeras y, por otra parte, la visión de una etapa donde el sistema político, el sistema de partidos, el concepto de democracia, de reformulación estatal, están bajo la lupa constante de investigadores y pensadores. En muchos casos se busca promover un cambio transformador; en otros casos dichos cambios sólo son ideas maquilladas y expuestas de nuevo sin valor y sin espíritu nuevo.

La polémica y la discusión movilizan el pensamiento en contra de los que, en vez de cuestionar, promueven el status quo desde el entreguismo (en todas sus formas) y la búsqueda de consolidar un sistema donde sólo se acepte a unos pocos en el reconocimiento de una ciudadanía que para otros muchos está bastardeada, mancillada y recortada. Este panorama ha movido a muchos intelectuales a buscar una salida desde donde se visualicen estrategias que respondan a los intereses regionales. Pensar a Latinoamérica desde y para Latinoamérica implica hablar de política, de hegemonía, de desigualdad y de muchos otros problemas que atraviesan a las diferentes sociedades que componen este entramado de países que hace tan rico a nuestro continente. En este punto es que Roberto A. Follari, Doctor y Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional de San Luis, Profesor titular de Epistemología de las Ciencias Sociales (Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales), busca problematizar, discutir y generar polémica desde la observación de un fenómeno que no es nuevo en nuestro ámbito. Un fenómeno que de acuerdo a ciertas características históricas y a nuevas formas que hoy en día ha adoptado, lo transforma y lo condiciona. Dicho fenómeno Follari lo llamará Neopopulismo.

Follari busca  presentar una teoría regional sobre el neopopulismo. Esto se manifiesta al pensar este fenómeno desde Latinoamérica, sin pretensiones de llevar a cabo una teoría general. La importancia de estudiar este fenómeno no es menor, dado que Follari asume que es “hoy por hoy el único modelo alternativo al hegemónico” (11). Este libro invita a ser leído desde diferentes ámbitos. Él mismo no es reducible a una lectura académica, sino que invita a un público más amplio a pensar y repensar valorativamente estos conceptos, situándose el autor mismo como parte de la izquierda latinoamericana que valora la democracia genuina (42).

Este libro comienza a escribirse en el año 2007 y contiene tres artículos que Follari fue presentando en diferentes medios. El primer capitulo: La falacia de la democracia parlamentaria, se publicó como articulo en el libro de Hugo Biagini y Arturo Roig (comps.): América Latina hacia su segunda independencia (memoria y autoafirmación). El segundo capitulo: Los neopopulismos latino-americanos como reivindicación de la política, fue producto de una ponencia magistral en el Primer Congreso Internacional de Pensamiento Social Latinoamericano (Universidad de Cuenca –Ecuador). El tercer capitulo El desafío a la hegemonía neoliberal en los nuevos procesos políticos latinoamericanos, fue primeramente presentado como informe de investigación ante la Universidad Nacional de Cuyo, en el cual colaboraron Virginia Mellado (Socióloga), Gisela Olmedo (Comunicadora) y Alma F. Hasan (Psicóloga).

El primer capitulo desarrollará como discusión interna el grado en que la democracia parlamentaria, y sus supuestos estructurales y delegativos, hacen de la población un actor secundario al no complementarse con “Mecanismos más directos de ejercicio de la voluntad popular, como consultas, referenda, revocación de mandatos, etc.” (15). Así, el autor, critica la falta de medios directos “del ejercicio de la soberanía popular” en la democracia parlamentaria y de a poco nos introduce en la temática, deconstruyendo la idea de democracia parlamentaria y contraponiéndola a la idea de “democracia radical:[...] es decir que se realice “de raíz” […] más coherente en la salvaguarda de los derechos civiles, al atender lo económico como aspecto que limita/condiciona el ejercicio de la ciudadanía dentro de la modalidad capitalista de división según clases sociales” (17). Hablar sobre democracia/autoritarismo nos haría abandonar la discusión entre desigualdad-igualdad económica y esto ha conseguido, según el autor, “ocultar sistemáticamente la cuestión de la justicia distributiva como núcleo central de la discusión sobre lo democrático. No hay democracia para los marginados, los desocupados, los que permanecen en la indigencia” (17).  

En el segundo capítulo se buscará delimitar el espacio entre el neopopulismo y la izquierda gobernante en América Latina. De esta manera quedan situados los movimientos gobernantes en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina (diferenciándose de Argentina por no hablar de socialismo, pero confluyendo con los otros movimientos al tener en contra a la derecha empresarial), caracterizados dichos gobiernos por liderazgos personalistas fuertes, participación activa de movimientos sociales, además del rechazo al neoliberalismo económico y liberalismo político y, por otro lado, los gobiernos de izquierda con raigambre liberal-parlamentaria (Lula en Brasil, Tabaré Vázquez en Uruguay y la concertación en Chile). Otro rasgo de los gobiernos neopopulistas sería la lucha que mantendría contra el stablishment y la acción de los diferentes gobiernos de llevar a cabo “procesos de real visibilización de intereses populares” (29). A medida que avanzamos con la lectura se nos presenta un panorama en el que se toma y se retoma a Laclau revisando su obra, tratando de esta manera conformar un cuerpo necesario desde donde se pueda comprender la acción de estos gobiernos. Hacia el final del capítulo uno se pregunta si el ideal de democracia en discusión no es dable de pensarse fuera de la díada Democracia parlamentaria/Democracia radical. Este cuestionamiento responde a la pregunta de si lo inclusivo que una opción abre, la otra no lo cierra, dividiendo y marcando mayores diferencias permeadas con el discurso político.

El último capitulo comienza con la afirmación de que “los procesos populistas son aquellos en que el enfrentamiento ideológico se da de manera más frontal” (47). Follari asume que si hay algo que explicar en América Latina, eso es el conflicto en el que participan: el empresariado, los partidos políticos, el aparato mediático, las iglesias y la geopolítica estadounidense. De aquí en más se retomará a Laclau, a Foucault, y a Aboy Carles, entre otros, para continuar la explicación ya abordada en los capítulos anteriores. La asunción de una postura laclausiana encuentra su explicación por el trabajo que realizó dicho autor sobre el tema y sobre todo por el hecho de haber avanzado en la comprensión de lo plebeyo (parte de la sociedad representada en la idea de pueblo: los pobres, los de abajo, los cercanos a las tradiciones, etc.). Según avanza Follari con Laclau, discute la supremacía de la democracia liberal por sobre otros tipos de gobierno. Esta discusión lo hace cometer el error de tratar de convalidar regímenes populistas carismáticos, donde en tanto se busquen resolver los problemas económicos y sociales demostraría la capacidad para ser llamada democracia radical (62-Ej. Cuba-DL). Esta situación parece validar la perpetuación en el poder por sobre el desgaste político y ni hablar de la falta de libertad de opinión, cosa que Follari olvida.

Que la existencia de procesos neopopulistas sea estudiada merece también la posibilidad de que los mismos sean criticables en toda su medida. La estrategia de buscar los defectos de unos, contraponiéndolos a los puntos fuertes de los otros no dejan lugar a señalar ciertas cuestiones que deberían sobresalir en esta discusión, como la posibilidad de llevar a cabo un gobierno donde la ciudadanía sea respetada en todos los niveles y lo democrático ocupe un lugar donde todos se puedan encontrar. Esto me lleva a pensar que el estudio de la alternativa neopopulista es viable si la crítica cumpliera la función de despejar no sólo las dudas que confluyen en un sector, sino también que ella nos proporcione las herramientas para construir verdaderamente una alternativa latinoamericana inclusiva y respetuosa de los deseos de la mayoría.