Anja Bandau &
Martha Zapata Galindo (eds.):
El Caribe
y sus diásporas: Cartografía de saberes y prácticas culturales
Madrid: Editorial Verbum, 2011, 314 p.
Sabina García Peter | sabinagarcia@gmail.com
♦ El papel de las diásporas en el desarrollo
humano, social y económico de los países está ganando un
interés considerable en la investigación a nivel global. Así lo señala el
Informe de la Organización Internacional
para las Migraciones en el año 2007.[1] Sin embargo, pensar las
diásporas en una región como el Caribe requiere ir más allá, enfocando en la
importancia de su dimensión simbólica. «El Caribe y sus diásporas: Cartografía
de saberes y prácticas culturales» (Verbum, 2011) es una obra que aspira
precisamente a contrarrestar la escasa atención otorgada a la relevancia que
tiene la diáspora para la circulación de saberes y prácticas culturales en el
Caribe y su relación con las comunidades diaspóricas metropolitanas.
El libro se inspira en las ideas surgidas a partir del simposio «La circulación de conocimientos y prácticas
culturales en el Caribe y su diáspora», realizado el año 2007, en el
Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Freie Universität Berlin, las
cuales son retomadas por Anja Bandau y Martha Zapata Galindo (editoras),
quienes a través de la recopilación de doce artículos interdisciplinarios
buscan contribuir a la discusión sobre las formas que adquiere la circulación
de saberes y prácticas culturales, más allá de las fronteras lingüísticas y de la
geografía de la región caribeña. El libro ofrece a este problema una respuesta
desde la perspectiva del campo de la investigación sobre migración y diáspora,
así como de los estudios transnacionales y transculturales, combinando las
ciencias sociales con los estudios culturales. Sin embargo, esta última promesa
queda a medio cumplir para quienes se interesan por acercarse al tema desde las
ciencias sociales, entusiasmados por una llamativa introducción (9-23) en la
que se presentan los principales marcos conceptuales dentro de los cuales se
insertan los artículos expuestos (concepto de circulación y diáspora).
Los doce artículos se presentan sin una
secuencia lógica explícita, a excepción del primer artículo que funciona a modo
de marco teórico para todos los trabajos que le siguen, aún cuando no todos los
artículos que le suceden son capaces de alcanzar la profundidad analítica que
se expone en éste. Es que el primer artículo, «Movimientos del saber –Políticas
del saber. Esbozo de una epistemología política de la globalización» (25-48) de
Susanne Lettow y Martha Zapata Galindo (una de las coeditoras del volumen) es
una invitación fundamentada a indagar en las nuevas formas de circulación del
saber que están surgiendo en el contexto de la globalización y la transnacionalización,
poniendo en la mira tres aspectos: el análisis de las nuevas instituciones del
saber, el de los sujetos del saber y el de las estaciones de relé de la
circulación del saber (25). Las autoras llaman a enriquecer con estudios
históricos concretos, así como con estudios y análisis de materiales
relacionados con el presente, el desarrollo teórico de estas cuestiones (45),
siendo ésta la tarea que parecen tener que cumplir los artículos que le siguen.
Ahora bien, el cumplimiento de esta tarea, como ya se ha señalado, va a
depender de las expectativas del lector, quien a continuación se va a encontrar
con una serie de artículos con demasiado énfasis en el análisis literario, lo
cual puede ser una desilusión después de leer el sugerente artículo de Lettow y
Zapata Galindo.
Así, seis de los once artículos que siguen se
concentran en el análisis de obras literarias para acercarse a su problema de
estudio. «Etnicidad, geografía y contingencia en Dominicanish de Josefina Báez» (85-95), de Néstor E. Rodríguez, se
centra en el análisis literario de autores dominicanos radicados en el
exterior, para criticar la reducción de la identidad nacional cultural a un
lenguaje o territorio. «The Central American Caribbean: Rethinking Regional and
National Imaginaries» (96-115), de George Yúdice, revisa un amplio trabajo
literario para concluir que un imaginario nacional o regional debe lograr
receptividad dentro de un conjunto de circunstancias históricas que lo
articulan discursivamente. Luis Pulido Ritter presenta «El Canal de Panamá:
Fragmentación e intercambio en la diáspora caribeña» (116-140) y se pregunta
por el lugar de la diáspora caribeña en Panamá y el por qué de su “doble
invisibilidad”- tanto en Panamá como en el Caribe-, a
través del análisis de su función mediadora y portadora de productos y
artefactos culturales en la literatura del Caribe. «Literatura
caribeña-canadiense -reconfigurando la diáspora en las Américas» (141- 165), de
Jessica Gevers, concibe la escritura de ficción como un espacio de producción y
circulación de saber(es)[2] en que la literatura se vuelve
el sitio de la traducción/translación de la diáspora. A través del análisis de las tensiones entre la diáspora judía y la
diáspora negra, representadas en la novela «El Negrojudío en país madre» de Ellen Ombre, Ineke Phaf-Rheinberger reconstruye en su artículo[3] (que deja poco espacio a la sorpresa a quienes no
han leído la novela) los circuitos de circulación del saber que se
establecieron dentro de las rutas comerciales entre Holanda, África y el Caribe
en el siglo XVIII. «From
Négritude to Creolité: Francophone Influences in Caribbean Literaturas»
(200-216), de Marie-José Nzengou-Tayo, analiza la circulación y difusión de los
movimientos culturales y conceptos teóricos de la negritud y la creolización a
partir de dos textos.[4].
El resto de los artículos, se mueven dentro de un campo algo más amplio.
Así, por ejemplo, en «La nación en la diáspora: Las múltiples repercusiones de
la emigración puertorriqueña» (49-84), Jorge Duany, busca dar una respuesta
sociológica - apoyándose en elaboradas estadísticas- a la pregunta por las
implicaciones a largo plazo de la relocalización a gran escala de los
puertorriqueños fuera de su territorio original, proponiendo que «los desplazamientos
masivos de la población boricua en las últimas seis décadas han socavado las
premisas ideológicas de los discursos tradicionales de la nación» (50),
subvirtiendo el concepto de nación del antropólogo Benedict Anderson.
En «La construcción
de la figura del Calibán desde 1990: de los discursos de identidad
latinoamericanos y caribeños a la teoría poscolonial» (185-199), Christina Wegener toma como punto de partida el caso de la figura del
Calibán de Shakespeare y analiza las problemáticas de su apropiación en el
contexto latinoamericano y caribeño, además de la posibilidad de romper con el
binarismo (dominadores/dominados) que lo ha caracterizado.
En el
artículo «El programa de radio de la BBC Caribbean
Voices como estación de relé transareal» (217-241), Simone Denter utiliza este ejemplo para mostrar de qué
manera y forma el conocimiento y las prácticas culturales circulan en un
espacio transareal, poniendo en práctica el concepto de estaciones de relé
planteado por Lettow y Zapata en el primer artículo de esta compilación.
Combinando
métodos de los estudios culturales, históricos y literarios, y desde un enfoque
transdisciplinario sumamente original, Anja Bandau (otra de las coeditoras)
presenta su artículo «”Du bon usage de la révolte”: Haití en el discurso
caribeño y transatlántico» (242-268), en donde «parece oportuno preguntar quién
produce el conocimiento sobre la Revolución haitiana, qué teoremas circulan en
el espacio académico, y quién elige qué temática, qué figura, qué enfoque, y
con qué fines» (245).
Por
último, Christoph Singler en su artículo «Pintor de los Siete Caminos. Guido
Llinás y la génesis de la Pintura Negra» (269-301), reconstruye contextualmente
la gestación de esta estética y las posibles lecturas que ésta sugiere, tanto
desde una visión diaspórica como estética.
El
aporte de cada uno de los artículos, da forma a una reflexión teórica en contra
de los proyectos de modernización y los modelos cosmopolitas eurocentristas
desde una perspectiva sumamente
original. Para esto los artículos se concentran en el análisis de los
movimientos del saber y las prácticas culturales -aunque más en estas últimas-
desde una nueva perspectiva geopolítica que busca mostrar el carácter
localizado del conocimiento, además del papel que juegan las instituciones, los
sujetos de saber y las estaciones de relé en los caminos y trayectos de la
circulación. En esto destaca la labor de las editoras quienes fueron capaces de
dar forma a un libro con una interesante posición teórica-metodológica, desde
la cual se nos invita a pensar el papel de las diásporas en el mundo actual. ♦