Traducciones
inéditas al castellano e inglés de Darcy Ribeiro (1979): “Réquiem” [Requiem]
Ensaios Insólitos, 3a ed. São Paulo: Global
Presentado
por Manuel Macía
Independent
Researcher
Presentamos
las traducciones de Manuel Macía al castellano e inglés del artículo “Réquiem”
del antropólogo brasileño Darcy Ribeiro (1922–1997), publicado originalmente en
1979, al iniciarse el período denominado de ‘reapertura política’ (1979-1985)
de la dictadura militar en Brasil.
Ribeiro fue
un intelectual polifacético, con oficios de antropólogo, escritor, educador, y
político. Su carrera, crucial en la historia intelectual del Brasil en el siglo
XX, incluyó la dirección inaugural de la Universidade de Brasília en 1961. En
1964 fue destituido de su cargo y de sus derechos políticos por el gobierno
militar, bajo el Acto Institucional No. I. La dictadura le obligó a exiliarse en
Uruguay, Venezuela y Perú. El texto publicado aquí data aproximadamente de 1979,
antes de su regreso al Brasil bajo la Lei de Anistia de agosto de 1979.
Ribeiro es autor de múltiples libros y ensayos, entre los cuales se destaca la
novela de ficción antropológica “Maíra” (1976).
Introducción
a las nuevas traducciones de “Réquiem” de Darcy Ribeiro
Mi
introducción puede inicialmente parecer un tanto personal. Sin embargo, gira en
torno a Ribeiro y su texto, y por lo tanto al presente posdictatorial y sus
tremendas repercusiones para la condición de nuestras pseudodemocracias en Latinoamérica.
Lo siento cercano, pues en mis repetidas visitas al Brasil en los últimos años
fui testigo ocasional del golpe en cámara lenta que allí se ha desarrollado.
Aun así, el texto de Ribeiro trasciende su función anecdótica, pues su contenido
también puede extrapolarse elocuentemente a las diversas situaciones contemporáneas
de la amplia geografía Latinoamericana, más allá de las obvias resonancias con
el presente brasileño.
En 2013
visité Aldeia Maracanã, una icónica casa colonial junto al gran estadio. El
edificio fue después designado como Museu do Índio, bajo el mando de Darcy Ribeiro.
Posteriormente fue ocupado por comunidades indígenas para realizar un
contra-museo –una ocupación contra la osificación de la casa como un mausoleo–.
Visité este lugar junto con la artista Cinthia Mendonça y acompañados de un
heterogéneo grupo de activistas, estudiantes, periodistas, artistas, etc., como
forma de apoyo presencial a la potencial e inminente incursión de la Policía
Militar en el edificio. La ocupación intentaba frenar la incursión de un
batallón que cercaba la aldea para, en cualquier momento, desahuciar a la
comunidad indígena que allí habitaba. El predio sería luego demolido para aumentar
la provisión de parqueaderos para los megaeventos olímpicos y el mundial de fútbol.
Con eso comprendí materialmente lo que entonces solo intuía ingenuamente y de
forma hipotética: la Policía Militar brasileña es una institución residual intocable
de la dictadura, que nunca fue totalmente desmantelada. Esto es evidente en su
configuración desproporcionada, por ejemplo, en el exagerado nivel de fuerza y armadura
de sus batallones de choque, tan famosos y fetichizados en la televisión y los filmes.
Esto, dos
años antes de la expulsión efectiva o impeachment de la presidenta
electa Dilma Rousseff. El espectáculo, que también viví posteriormente en Río
de Janeiro, en todo su esplendor televisivo de formato Game Show (del
tipo ¿Quién Quiere ser Millonario?). Un golpe de estado por vía del monopolio televisivo
privado –la banca de acusados juzgando la justicia. Aquí, un potencial presidenciable
de un país sin elecciones legítimas y con el líder de la oposición encarcelado
sin juicio ni debido proceso, dedica su voto televisivo al militar que torturó a
Rousseff. Hoy, el líder de la oposición está encarcelado sin el seguimiento de
un debido proceso judicial, mientras un amplio espectro de la prensa
internacional celebra el triunfo de la democracia. Y así, de vuelta al interés en
la clarividencia del significante Darcy Ribeiro, como un crisol de
contradicciones contemporáneas, emerge como un museo de la dictadura futura.
La actualidad
del texto de Ribeiro es contundente pues, aunque fue escrito cerca de 1979,
debe su urgente reactualización a la presente dictadura en Brasil. Su punto neurálgico
es el olvido, como un instrumento dictatorial y como una tecnología de gobierno
que tiene efectos más allá de su propia duración institucional. Ribeiro utiliza
la figura del réquiem –que denota un servicio funerario de remembranza a los
muertos– para interpelar el olvido con un duelo. El olvido no es entonces la
simple ausencia de la memoria: está cimentado en la destitución, el gobierno, y
la forzosa prohibición de aquello que pudiera constituirse como el objeto de un
duelo.
Darcy
Ribeiro (2015 [1979]): Réquiem,
en Ensaios Insólitos, 3a ed. São Paulo: Global.
No nos olvidemos que este es un tiempo de apertura. Vivimos
bajo el signo de la amnistía que es el olvido, o así debería serlo. Es un
tiempo que pide contención y paciencia. Sufrimos de todo ímpetu agresivo.
Dulcifiquemos nuestros gestos. El tiempo es de perdón.
Olvidemos completamente, enterremos en el
fondo de la sepultura de olvidos eternos a los subversivos de 1964 que
conspiraron y urdieron el golpe, comandados por un agregado militar
norteamericano.
Olvidemos a
los políticos de entonces, tan llenos de amor tan extremo por la Constitución y
por la rotatividad del poder que solo hablaban de la guerra revolucionaria y de
la marcha del gobierno hacia el desgobierno y el continuismo.
Olvidemos, sobre todo, a los brasileños que
pidieron y obtuvieron la intervención extranjera. Primero, de ricos dineros
para el soborno electoral y para el costeo de la campaña antigubernamental.
Después, de hombres, de armas y de acuerdos para garantizar el éxito de la
empresa golpista.
Olvidemos a
los torturadores, los violentadores, los secuestradores, los asesinos que
despedazaron cuerpos, destrozaron mujeres, empalaron hombres, y mataron y
escondieron los cuerpos de tantos padres e hijos de mucha gente que aún está
ahí llorando y buscando cadáveres para enterrarlos.
Olvidemos a
los censores que estuvieron vigilando como perros feroces a la intelligentsia
brasileña, para que no gimiera o siquiera produjese un balido de horror frente
a lo que veía, ni siquiera solidaridad por quienes sufrían.
Olvidemos a
los juristas presurosos, sobre todo a los viejos liberales, antes tan elocuentes
en la defensa de las libertades como conniventes tras su liquidación, en la partición
del expolio de cargos y provechos.
Olvidemos
todo esto, pero ¡cuidado! No nos olvidemos de enfrentar, ahora, la tarea en la
que ayer fracasamos y que dio lugar a todo esto. No nos olvidemos de organizar
la defensa de las instituciones democráticas contra nuevos golpistas militares
y civiles, para que en un tiempo futuro nadie tenga que enfrentar, sufrir, y
después olvidar a los conspiradores, los torturadores, los censores y a todos
los culpables y conniventes que bebieron nuestra sangre y piden nuestro olvido.
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Manuel
Macía’s translation into Spanish and English of “Requiem”, a short text by Brazilian
Anthropologist Darcy Ribeiro (1922–1997), is presented here. This text was
originally published in 1979, during the period of
‘political relaxation’ of the military dictatorship in Brazil (1979–1985).
His career
had a crucial role in the intellectual history of 20th-century Brazil, and
included the inaugural presidency of the University of Brasília, in 1961. In 1964, Ribeiro was
removed from office and stripped of his political rights by the military
government, under the decree Institutional Act Number One. The dictatorial
government forced him into exile in Uruguay, Venezuela, and Peru. The text published
herein was written approximately in 1979, before
Ribeiro’s return to Brazil under the Amnesty Law of August 1979. Ribeiro is the
author of multiple books and essays, the most remarkable among them being
“Maíra” (1976), an anthropological fiction novel.
Foreword
to the new translations of Darcy Ribeiro’s Requiem
This foreword
might seem rather personal. However, revolving around Ribeiro and his work,
also touches on the post-dictatorial present and its severe consequences for the
current pseudo-democracies in Latin America. “Requiem” cuts close to my bone, as
I became an involuntary witness of the slow-motion coup that has recently been unfolding
in Brazil during my repeated visits to the country over the last few years. Nevertheless,
Ribeiro’s text transcends a mere anecdotal function, as its content can also be
eloquently extrapolated to the diverse contemporary situations of the wider
Latin American geography, besides its most obvious resonances with the
Brazilian present.
In 2013, I visited Aldeia Maracanã, an iconic colonial house
located by the great football stadium. The building had been autonomously
titled Museu do Índio (Indigenous Museum) under Darcy Ribeiro’s command.
Subsequently, it was occupied by indigenous communities that intended to host a
counter-museum –an occupation against its calcification as a mausoleum. I visited
the place with artist Cinthia Mendonça, along with a heterogeneous group of activists,
students, journalists, artists, etc., in an act of on-site support against the potential,
seemingly imminent incursion of the Military Police. The occupation meant to
stop the urban battalion surrounding the building, which awaited orders to
suddenly evict the people who were living there –the gross of the resistance
constituted by the indigenous community. The plan was to eventually demolish
the premises in order to expand the provision of parking space for the mega
Olympic events and the FIFA World Cup. In a particularly material fashion, I
came to understand what I only intuited in an ingenuous and rather hypothetical
way: that the Brazilian Military Police is an untouchable and residual
institution that has not been fully dismantled since the end of the
dictatorship. The exaggerated level of bellicose force and the armor of its impact
troopers, so famously fetishized by films and TV, becomes evident in the
disproportionate configuration of this urban military formation.
This event
took place two years before the effective expulsion –or impeachment– of elected
president Dilma Rousseff. A spectacle that I subsequently witnessed in Rio de Janeiro,
in all of its televisual splendor and its game-show format (in the best and
worst style of Who Wants to Be a Millionaire?). A coup d’état broadcasted from
the sets of a private television monopoly. A perverse inversion where the
convicted pointed their fingers at the infrastructures of justice. There, we witnessed
a potential presidential candidate of a country without a legitimate electoral process
dedicate his televisual vote to the military leader who was formerly in charge of
torturing Rousseff. Now, the leader of the opposition is held in jail without
due process, while a large spectrum of international press celebrates the
triumph of democracy. This is how we arrive at a renewed interest in the prescient
signifier Darcy Ribeiro: a crucible of contemporary contradiction,
emerging as a museum of the future dictatorship.
The
topicality of Ribeiro’s text is impressive. Having been written around 1979,
its content has been urgently actualized by the present dictatorship in Brazil.
Its neuralgic point is oblivion: a dictatorial instrument and a governmental
technology whose effects extend beyond the institutional duration of a specific
regime. Ribeiro uses the figure of the Requiem—which denotes a funerary service
of remembrance of the dead—to confront oblivion with mourning. Forgetfulness thus
appears as something other than the simple absence of memory: it is lodged on the
destitution, governance, and forceful prohibition of that which could be
constituted as a veritable object of mourning.
Darcy
Ribeiro (2015 [1979]): Requiem,
in Ensaios Insólitos, 3rd ed. São Paulo: Global.
Let us not
forget that ours is a time of recommencement. We live under the mark of an
amnesty that is also forgetfulness, or so it should be. The present time calls
for containment and patience. We have suffered aggressive impetus. Let us
brighten up our gestures. The time is one of forgiveness.
Let us
completely forget, burying in the deepest vaults of eternal oblivion the 1964 subversives
who conspired and contrived the coup, commanded by a North American military
attaché. Let us forget the politicians of yesteryear, who were so full of an
extreme love for the Constitution and for the rotation of power, that they only
spoke of the revolutionary war and the government’s march towards chaos and
continuity.
Let us
forget, above all, the Brazilians who demanded and obtained foreign intervention.
Firstly, the rich cash used for electoral bribes and costing of the campaign against
the government. Then, the men, weapons, and agreements used to guarantee the
success of the coup’s enterprise.
Let us forget
the torturers, violators, kidnappers, and assassins that tore bodies apart, raped
women, impaled men, killed, and hid the bodies of so many fathers and sons of
people who are still out there, sobbing and searching for their corpses to bury.
Let us forget
the censors who guarded the Brazilian intelligentsia like rabid dogs, so that it
would not groan or cry in horror of what it saw, not even a glimpse of
solidarity for those who suffered.
Let us forget
the hasty jurists, above all the old liberals, formerly so eloquent in the
defense of our freedoms, and just as complicit in liquidating them and in
partitioning the estate, its profits, and positions.
Let us forget
all of that. But beware! Let us not forget to confront, right now, the task we once
failed and that gave rise to all of this. Let us not forget to organize the
defense of our democratic institutions against new military and civil coup
plotters, so that in a future moment in time, nobody ever has to confront and
suffer and then forget about the conspirators, torturers, censors, the accused,
and the complicit who drank our blood and now demand our forgetfulness.