Susana Finquelievich (2016):
I-Polis. Ciudades en la era de Internet
Buenos Aires. Diseño Editorial, 311p.


Girolimo Ulises
Universidad de Buenos Aires


La relación entre las ciudades y las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) ha sido abordada desde diversos enfoques y disciplinas. Las miradas tecnofóbicas, en las que las ciudades eran asoladas por catástrofes tecnológicas y aparecían como víctimas de la tecnología, exhibieron los temores respecto al avance tecnológico, principalmente en la década del 80 y 90. Al mismo tiempo, un peso similar tuvieron las miradas tecnofílicas, que depositaban grandes expectativas en que las tecnologías resolvieran per sé problemáticas que ni la política ni la sociedad habían sido capaces de hacer.

¿Qué se cumplió en la Sociedad del Conocimiento en los últimos 30 años con respecto a lo que se esperaba de ella en el universo particular de las ciudades? ¿Cuáles fueron las consecuencias del avance de internet y las TIC sobre el territorio social y físico urbano? ¿De qué manera es posible realizar una apropiación beneficiosa para la ciudad de la tecnología? ¿Cómo se relaciona el espacio virtual con el espacio real? ¿Podemos seguir pensando en un espacio real? ¿Cuál sería entonces el irreal? Son algunos de los interrogantes que estructuran el libro.

La relación entre la ciudad y la tecnología no comienza con el despliegue de las TIC que se produjo en las décadas pasadas. Por el contrario, el propio surgimiento de las ciudades estuvo vinculado con el desarrollo tecnológico y de conocimientos que permitieron la radicación de una porción de la población en un territorio determinado. La ciudad es tecnología. Es el espacio en el que éstas se crean, se difunden, se transforman. Existe un amplio debate respecto a cómo conceptualizar la etapa en la cual surge el informacionalismo, o al decir de Castells, el nuevo modelo de desarrollo informacional. Sociedad postindustrial, capitalismo informacional, capitalismo cognitivo, sociedad de la información, sociedad del conocimiento, son sin duda conceptualizaciones que, si bien no se refieren específicamente a los mismos fenómenos, caracterizan una etapa en la cual internet – no como tecnología sino como forma de organización social – se esparce por todas las dimensiones de la sociedad.

Finquelievich retoma debates y producciones teóricas que adquirieron notoriedad a mediados de la década de 1990, y que marcaron un punto de inflexión en la temática. 1995 fue un año especial, dice la autora. No sólo fue el momento crucial de penetración de internet en América Latina, sino que además se publicaron dos libros fundamentales: “La ciudad informacional“ de Manuel Castells, y “City of Bits“ de William Mitchell. Previo a ello, en 1991 se publicó “The Global City“ de Saskia Sassen. El abordaje de estos estudios, con matices, profundidades y objetivos diferentes, pusieron sobre el tapete la discusión en torno a la reconfiguración de las relaciones entre lo local y lo global, las transformaciones en las ciudades producto de la reestructuración capitalista que trajo aparejado el nuevo modelo de organización socio-técnica: el modo de desarrollo informacional. Incluso, desde un abordaje diferente en cuanto al estilo ensayístico, el trabajo de William Mitchell – de tinte netamente tecnofílico – anima la discusión sobre las tensiones y nuevas interacciones entre lo virtual, electrónico, digital y lo físico-material: entre el espacio y un nuevo territorio que podría denominarse como ciberespacio.

Sin desconocer los aportes teóricos de los autores mencionados, Finquelievich decide apoyarse en el concepto de Sociedades del Conocimiento para caracterizar el estadio que atraviesan ciertas sociedades en las que la revolución tecnológica – focalizada en el procesamiento de información y la consiguiente creación, difusión, recreación y utilización de nuevos conocimientos – adquiere un rol central para alentar el desarrollo socioeconómico.

El trabajo se organiza en cuatro partes. En la primera, se abordan las rupturas tecnológicas, los puntos de inflexión que marcaron el quiebre de los modos de hacer técnicos y sociales preexistentes y ejercieron efectos sobre las ciudades. La segunda parte aborda los temores que trajo aparejado el desarrollo tecnológico en las ciudades: el descontrol de la tecnología, el desempleo tecnológico, la desaparición de la ciudad, y la vigilancia de los ciudadanos. La tercera parte se sumerge en las expectativas y las promesas cumplidas como consecuencia del desarrollo tecnológico en la ciudad: la producción de conocimiento mediante la creación de medios innovadores, la incorporación de tecnologías para avanzar en la construcción del gobierno electrónico y los nuevos equipamientos urbanos (desde Centros Tecnológicos Comunitarios, pasando por los cibercafés hasta el surgimiento del concepto del coworking).

En la cuarta parte se indaga sobre las tendencias y fenómenos no previstos: la búsqueda de la ciudad inteligente, que parece ser una de las principales temáticas que impregnan las agendas públicas sobre la utilización de internet en la ciudad; y la penetración de las redes sociales, sus tensiones y potencialidades en la generación de nuevas identidades, prácticas y vínculos socio-políticos que debilita los muros que separan al espacio físico del virtual. Por último, la autora arriesga algunas conclusiones y una serie de caminos que todavía quedan por transitar. Una de las aseveraciones fuertes que plantea es que a pesar de la poca percepción de la influencia física de la Sociedad del Conocimiento en las ciudades, se han producido transformaciones profundas en las formas en las cuales las personas utilizan el espacio y tiempo social, y en las cuales se movilizan, trabajan, se relacionan con el gobierno, hacen política, se vinculan en la amistad y el amor, enseñan y aprenden. Una de las hipótesis establece que los desarrollos tecnológicos que se producirán de aquí en más ejercerán cambios socio-espaciales más profundos que los registrados hasta la actualidad. La inevitable metropolización y densificación de las ciudades conducirá a la necesaria implementación de planes de desarrollo sustentables que difícilmente puedan prescindir de las TIC para hacer soportable la vida en dichas aglomeraciones.

A modo de cierre, se destaca como elemento transversal al trabajo la búsqueda permanente por evitar caer en el determinismo tecnológico. Hay un esfuerzo por complejizar la comprensión y el estudio sobre las formas en las que ciudad, tecnología y sociedad interactúan. Una lectura aguda del trabajo arroja una guía completa de investigaciones futuras, ya que lejos de cerrar los debates, hay una búsqueda por abrirlos.