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Reseñado por Magdalena López
Universidad de Buenos Aires (UBA)
Lo queer como expresión de resistencias migratorias y
movimientos con reivindicaciones de género1
El libro de María Amelia Viteri2
titulado Desbordes: Traduciendo identidades raciales, étnicas,
sexuales y de género a lo largo de las Américas3
se inserta en los debates concernientes a las teorías de género,
a las perspectivas LGBT y a la teoría queer en específico, así
como también dentro de los estudios autodenominados
poscoloniales. Además, pretende también abordar una temática que
concierne originalmente a los estudios migratorios: la migración
desde Latinoamérica hacia Estados Unidos (EUA).
Es un libro escrito para una audiencia académica, conocedora de
las discusiones en materia de género y roles sociales,
migraciones, estructuras culturales y poscolonialidad.
La pregunta principal problematiza los debates referidos a los
movimientos queer desde las experiencias de grupos LGBT Latinos.
La autora intenta «desenvolver las múltiples formas en las que
las etiquetas son traducidas, reinterpretadas y negociadas»
(117) cuando se encuentran en las intersecciones de raza y
sexualidad; categorías que se politizan aún más en contextos
migratorios.
Con una metodología cualitativa, basada en múltiples entrevistas
a profundidad, un altísimo desarrollo conceptual y un frondoso
marco teórico, propone un estudio desde las voces de las
migrantes queer y desde sus propias construcciones de sentidos e
identidades.
El libro juega con las riquezas del lenguaje e interpela a las
(a veces pobres) traducciones. En este sentido, con un abordaje
desde el análisis de discurso, con una perspectiva fuertemente
foucaultiana y con un estricto respeto a la palabra de las
entrevistadas4,
reivindica el discurso creativo de los sujetos que intervienen y
logra escribir un libro en inglés, cuando su lengua madre es el
castellano, rescatando las palabras de esas entrevistas que
fueron hechas en español.
En la introducción, Viteri explica por qué su libro reivindica
el concepto de «desbordes» argumentando que no sólo es un
concepto que evidencia cómo la fluidez, las formas y la
movilidad que la migración adquiere exceden cualquier definición
fija, la «derraman», la desbordan; sino que también refiere a lo
que sucede cuando se deshacen o exceden todas las categorías
analíticas y discursivas en torno al género y la sexualidad. A
partir de esto, las latinas construyen bordes a medida que los
desbordan, mientras que redefinen diversas formas de
pertenencia, que «confronta la idea de ciudadanía y de
ciudadanía sexual tal como la conocemos» (XXIII).
En el capítulo 1 (Traduciendo los bordes sexuales y raciales),
en el 2 (Los Significados en torno a «loca»: revisitando
lenguaje, espacio y sexualidad) y en el 3 («Latino» y «queer»
como lugares de traducción. Intersecciones entre «raza»,
etnicidad, clase y sexualidad)5
la autora combina de manera acertada teoría con extractos de
entrevistas de extensísima validez. Explica cómo categorías que
podrían presentarse estables o estáticas (para la sociedad, y
muchas veces para sectores universitarios e intelectuales) son,
en realidad, dinamizadas y resignificadas de manera constante
por este colectivo.
Muchas de las entrevistadas asociaron el ser mujer, lo femenino,
con estereotipos estancos de lo que «la mujer debe ser» con lo
prefijado para las mujeres, mientras a la posibilidad de cambiar
de género le atribuyeron la diversidad y lo rupturista; es
decir, mientras algunos bordes («cómo ser femenina en sociedad»,
«qué significa ser mujer») fueron respetados, otros eran
descartados.
En el capítulo 4 (Incorporando el «yo» al trabajo de campo)6,
introduce la subjetividad de lo que significó para ella ser una
latina queer en EUA puesto que según explicita la autora, esta
es la forma de crear estudios descolonizadores. Viteri nació en
Quito (Ecuador) y es la hija menor de una familia de clase media
alta caracterizada por migraciones internas. En este contexto
aprendió la importancia del color de la piel y de los
«apellidos» como formato de diferenciación de otras etnias y
otros grupos sociales. Accedió a una educación de calidad y pudo
realizar un doctorado en EUA, donde, siendo una mujer
no-heterosexual, conformó también ese grupo al que se propuso
analizar.
Aportes teóricos del libro. Definiciones y conceptos según la
autora.
Enumeraremos de manera breve algunos presupuestos teóricos que
merecen ser mencionados. A lo largo del libro, la autora:
1) expresa que lo queer se convirtió en un conjunto de actos en contra de la normatividad que excedió las limitaciones de lo estrictamente LGBT;
2) utiliza los conceptos
a) «migrante» para representar todos los momentos y espacios de la cadena migratoria, incluyendo los efectos de la migración y el rol de los migrantes en la construcción de la vida cotidiana, que está relacionado con la pertenencia, más allá del determinismo legal de «la ciudadanía» (XXV); y
b) «géneros» como los «potencialmente porosos y permeables espacios territoriales más que categorías de definición que contengan sólo un ‹tipo de cosas›» (XXV);
3) explica cómo para sus entrevistadas, la traslación de
sentidos de queer a «americano» a «blanco» devino inevitable,
por lo que pone en duda estas categorías y propone un juego
semántico con categorías como «loca» que tengan más relevancia
en los contextos sociales de las latinoamericanas;
4) debate la categoría de subalternidad, por considerar que esa
«otra» y «subalterna» es una sociedad homogénea e igualitaria a
la que quienes están en el poder le dan el derecho a expresarse
y hablar;
5) declara que la transnacionalidad es un concepto (y una praxis
de vida de las entrevistadas) que logró romper con los binomios
clásicos de estos estudios y al tiempo de superar el «aquí o
allí», también recrea el binomio «aquí y allí», planteando
estrategias de relacionamiento distintas y no excluyentes.
Algunos cuestionamientos
A pesar de que en el libro de Viteri resuenan muchas voces con
descripciones densas y cargadas de resistencia y luchas contra
la estereotipación y el estigma, tengo un conjunto de
cuestionamientos para realizarle.
Una de las primeras preocupaciones está centrada en la poca
notoriedad y especificidad de lo migratorio en el trayecto
Latinoamérica-Norteamérica. Ser migrante en EUA es un acto en sí
mismo cargado de significancias: tanto por las características
de los grupos sociales latinos como por las respuestas que el
Estado de recepción ejecuta. Entonces, a pesar de que muchas de
las personas entrevistadas tuvieron una condición especial de
acogida por haber sufrido en sus países persecución relacionada
a su identidad sexual y de género, no podemos dejar de lado que
este movimiento poblacional contiene en sí mismo un conjunto de
sentidos que le son propios.
En una idea de sumatoria de factores de discriminación y
extrañación de ese otro ser, migrante, tener una identidad de
género no normativizada y ser pobre se combinan de maneras
diferenciadas en los países de destino. De hecho, Mía (una de
las entrevistadas) definió que muchas veces sufre más
discriminación por latina que por gay.
En esta misma línea, hubiera valorado un cruce con el factor
religioso, entendiendo cómo la cultura católica, presente en
silencio en diferentes entramados de sentido, construye cierto
dogmatismo, que lo queer interpela y desafía, pero que son
preceptos fuertemente adquiridos por las sociedades
latinoamericanas.
Por último, a pesar de ser un libro que se propone abordar (y
desbordar) de manera central los estudios de clases, percibí
cierta subrepresentación de sectores sociales vulnerados en las
entrevistas, así como no hallé en él dos factores que considero
sustanciales: 1) una crítica al capitalismo como primigenio
generador de clases y desigualdad, como socio exitoso del
patriarcado, como «heteronormativizador» y generador de
explotación, como instigador de divisiones de género e impositor
de parámetros estéticos perversos, como establecedor de la
sexualidad «normal», «reproductiva». 2) Un abordaje que
considere las condiciones materiales de existencia. Es decir, la
autora se centró en cómo las palabras generan discriminación y
no tanto en cómo la discriminación exterioriza y articula sus
propios términos y representaciones de la «otredad».
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1 A lo largo de esta reseña, y sólo por una cuestión de facilitar la lectura y respetar la longitud máxima del texto, utilicé plural femenino para contemplar a la totalidad (de todos los géneros) sobre los que se habla. En este sentido, pretendo revertir la desigualdad patriarcal constitutiva e inherente al idioma castellano que genera el plural (del total de la población descripta) a partir del plural masculino. Asimismo, todas las traducciones realizadas sobre el original fueron hechas por la reseñista.
2 Agradezco enfáticamente a la autora, quien de manera muy amena respondió mis mails y mantuvo un intercambio de correos conmigo. Considero que las ciencias sociales y con intencionalidad política se organizan siempre en torno a saberes colectivos, y compartir con otras personas esos saberes es parte del quehacer de la investigación comprometida.
3 Translating Racial, Ethnic, Sexual and Gender Identities across the Americas”
4 La autora remarca la importancia de las declaraciones de sus entrevistadas e insiste en valorar la autenticidad de las mismas, invitando incluso a la utilización «académica» de conceptos surgidos del discurso de ellas.
5 Originales en inglés: Chapter 1 “Translating Racial, Ethnic, Sexual and Gender Identities across the Americas”, Chapter 2 “The Meanings around “Loca”: Revisiting Language, Space, and Sexuality”, Chapter 3 “‘Latino’ and ‘Queer’ as Sites of Translations: Intersections of ‘Race’, Ethnicity, Class and Sexuality”
6 Original en inglés: “Inserting the ‘I’ in the Fieldwork”.