María Amelia Viteri (2014)


Translating Racial, Ethnic, Sexual and Gender Identities across the Americas


State University of New York, Albany, NY, U.S.A. 200 pp.



Reseñado por Magdalena López

Universidad de Buenos Aires (UBA)


Lo queer como expresión de resistencias migratorias y movimientos con reivindicaciones de género
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El libro de María Amelia Viteri2 titulado Desbordes: Traduciendo identidades raciales, étnicas, sexuales y de género a lo largo de las Américas3 se inserta en los debates concernientes a las teorías de género, a las perspectivas LGBT y a la teoría queer en específico, así como también dentro de los estudios autodenominados poscoloniales. Además, pretende también abordar una temática que concierne originalmente a los estudios migratorios: la migración desde Latinoamérica hacia Estados Unidos (EUA).


Es un libro escrito para una audiencia académica, conocedora de las discusiones en materia de género y roles sociales, migraciones, estructuras culturales y poscolonialidad.


La pregunta principal problematiza los debates referidos a los movimientos queer desde las experiencias de grupos LGBT Latinos. La autora intenta «desenvolver las múltiples formas en las que las etiquetas son traducidas, reinterpretadas y negociadas» (117) cuando se encuentran en las intersecciones de raza y sexualidad; categorías que se politizan aún más en contextos migratorios.


Con una metodología cualitativa, basada en múltiples entrevistas a profundidad, un altísimo desarrollo conceptual y un frondoso marco teórico, propone un estudio desde las voces de las migrantes queer y desde sus propias construcciones de sentidos e identidades.


El libro juega con las riquezas del lenguaje e interpela a las (a veces pobres) traducciones. En este sentido, con un abordaje desde el análisis de discurso, con una perspectiva fuertemente foucaultiana y con un estricto respeto a la palabra de las entrevistadas4, reivindica el discurso creativo de los sujetos que intervienen y logra escribir un libro en inglés, cuando su lengua madre es el castellano, rescatando las palabras de esas entrevistas que fueron hechas en español.


En la introducción, Viteri explica por qué su libro reivindica el concepto de «desbordes» argumentando que no sólo es un concepto que evidencia cómo la fluidez, las formas y la movilidad que la migración adquiere exceden cualquier definición fija, la «derraman», la desbordan; sino que también refiere a lo que sucede cuando se deshacen o exceden todas las categorías analíticas y discursivas en torno al género y la sexualidad. A partir de esto, las latinas construyen bordes a medida que los desbordan, mientras que redefinen diversas formas de pertenencia, que «confronta la idea de ciudadanía y de ciudadanía sexual tal como la conocemos» (XXIII).


En el capítulo 1 (Traduciendo los bordes sexuales y raciales), en el 2 (Los Significados en torno a «loca»: revisitando lenguaje, espacio y sexualidad) y en el 3 («Latino» y «queer» como lugares de traducción. Intersecciones entre «raza», etnicidad, clase y sexualidad)5 la autora combina de manera acertada teoría con extractos de entrevistas de extensísima validez. Explica cómo categorías que podrían presentarse estables o estáticas (para la sociedad, y muchas veces para sectores universitarios e intelectuales) son, en realidad, dinamizadas y resignificadas de manera constante por este colectivo.


Muchas de las entrevistadas asociaron el ser mujer, lo femenino, con estereotipos estancos de lo que «la mujer debe ser» con lo prefijado para las mujeres, mientras a la posibilidad de cambiar de género le atribuyeron la diversidad y lo rupturista; es decir, mientras algunos bordes («cómo ser femenina en sociedad», «qué significa ser mujer») fueron respetados, otros eran descartados.


En el capítulo 4 (Incorporando el «yo» al trabajo de campo)6, introduce la subjetividad de lo que significó para ella ser una latina queer en EUA puesto que según explicita la autora, esta es la forma de crear estudios descolonizadores. Viteri nació en Quito (Ecuador) y es la hija menor de una familia de clase media alta caracterizada por migraciones internas. En este contexto aprendió la importancia del color de la piel y de los «apellidos» como formato de diferenciación de otras etnias y otros grupos sociales. Accedió a una educación de calidad y pudo realizar un doctorado en EUA, donde, siendo una mujer no-heterosexual, conformó también ese grupo al que se propuso analizar.


Aportes teóricos del libro. Definiciones y conceptos según la autora.


Enumeraremos de manera breve algunos presupuestos teóricos que merecen ser mencionados. A lo largo del libro, la autora:

1) expresa que lo queer se convirtió en un conjunto de actos en contra de la normatividad que excedió las limitaciones de lo estrictamente LGBT;


2) utiliza los conceptos

a) «migrante» para representar todos los momentos y espacios de la cadena migratoria, incluyendo los efectos de la migración y el rol de los migrantes en la construcción de la vida cotidiana, que está relacionado con la pertenencia, más allá del determinismo legal de «la ciudadanía» (XXV); y

b) «géneros» como los «potencialmente porosos y permeables espacios territoriales más que categorías de definición que contengan sólo un ‹tipo de cosas›» (XXV);


3) explica cómo para sus entrevistadas, la traslación de sentidos de queer a «americano» a «blanco» devino inevitable, por lo que pone en duda estas categorías y propone un juego semántico con categorías como «loca» que tengan más relevancia en los contextos sociales de las latinoamericanas;


4) debate la categoría de subalternidad, por considerar que esa «otra» y «subalterna» es una sociedad homogénea e igualitaria a la que quienes están en el poder le dan el derecho a expresarse y hablar;


5) declara que la transnacionalidad es un concepto (y una praxis de vida de las entrevistadas) que logró romper con los binomios clásicos de estos estudios y al tiempo de superar el «aquí o allí», también recrea el binomio «aquí y allí», planteando estrategias de relacionamiento distintas y no excluyentes.


Algunos cuestionamientos


A pesar de que en el libro de Viteri resuenan muchas voces con descripciones densas y cargadas de resistencia y luchas contra la estereotipación y el estigma, tengo un conjunto de cuestionamientos para realizarle.


Una de las primeras preocupaciones está centrada en la poca notoriedad y especificidad de lo migratorio en el trayecto Latinoamérica-Norteamérica. Ser migrante en EUA es un acto en sí mismo cargado de significancias: tanto por las características de los grupos sociales latinos como por las respuestas que el Estado de recepción ejecuta. Entonces, a pesar de que muchas de las personas entrevistadas tuvieron una condición especial de acogida por haber sufrido en sus países persecución relacionada a su identidad sexual y de género, no podemos dejar de lado que este movimiento poblacional contiene en sí mismo un conjunto de sentidos que le son propios.


En una idea de sumatoria de factores de discriminación y extrañación de ese otro ser, migrante, tener una identidad de género no normativizada y ser pobre se combinan de maneras diferenciadas en los países de destino. De hecho, Mía (una de las entrevistadas) definió que muchas veces sufre más discriminación por latina que por gay.


En esta misma línea, hubiera valorado un cruce con el factor religioso, entendiendo cómo la cultura católica, presente en silencio en diferentes entramados de sentido, construye cierto dogmatismo, que lo queer interpela y desafía, pero que son preceptos fuertemente adquiridos por las sociedades latinoamericanas.


Por último, a pesar de ser un libro que se propone abordar (y desbordar) de manera central los estudios de clases, percibí cierta subrepresentación de sectores sociales vulnerados en las entrevistas, así como no hallé en él dos factores que considero sustanciales: 1) una crítica al capitalismo como primigenio generador de clases y desigualdad, como socio exitoso del patriarcado, como «heteronormativizador» y generador de explotación, como instigador de divisiones de género e impositor de parámetros estéticos perversos, como establecedor de la sexualidad «normal», «reproductiva». 2) Un abordaje que considere las condiciones materiales de existencia. Es decir, la autora se centró en cómo las palabras generan discriminación y no tanto en cómo la discriminación exterioriza y articula sus propios términos y representaciones de la «otredad».


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1 A lo largo de esta reseña, y sólo por una cuestión de facilitar la lectura y respetar la longitud máxima del texto, utilicé plural femenino para contemplar a la totalidad (de todos los géneros) sobre los que se habla. En este sentido, pretendo revertir la desigualdad patriarcal constitutiva e inherente al idioma castellano que genera el plural (del total de la población descripta) a partir del plural masculino. Asimismo, todas las traducciones realizadas sobre el original fueron hechas por la reseñista.

2 Agradezco enfáticamente a la autora, quien de manera muy amena respondió mis mails y mantuvo un intercambio de correos conmigo. Considero que las ciencias sociales y con intencionalidad política se organizan siempre en torno a saberes colectivos, y compartir con otras personas esos saberes es parte del quehacer de la investigación comprometida.

3 Translating Racial, Ethnic, Sexual and Gender Identities across the Americas”

4 La autora remarca la importancia de las declaraciones de sus entrevistadas e insiste en valorar la autenticidad de las mismas, invitando incluso a la utilización «académica» de conceptos surgidos del discurso de ellas.

5 Originales en inglés: Chapter 1 “Translating Racial, Ethnic, Sexual and Gender Identities across the Americas”, Chapter 2 “The Meanings around “Loca”: Revisiting Language, Space, and Sexuality”, Chapter 3 “‘Latino’ and ‘Queer’ as Sites of Translations: Intersections of ‘Race’, Ethnicity, Class and Sexuality”

6 Original en inglés: “Inserting the ‘I’ in the Fieldwork”.