|
Reseñado por Anna Rabea Weis
Freie Universität Berlin
«Putooo…». Estos gritos de la porra mexicana en el mundial de
fútbol de 2014 nos hacen ver que dentro de los grupos más
estigmatizados de la sociedad mexicana están personas lesbianas,
gay, bisexuales, trans* e inter* (LGBTTTI). No obstante, el
Distrito Federal (DF), la capital de México, es visto como una
«isla de derechos» dentro del país y como una «ciudad de
vanguardia» dentro de la región. Es ahí donde la ley protege a
personas LGBTTTI y se implementan políticas antidiscriminatorias.
Sin embargo, las fuerzas conservadoras no se cansan de intentar
frenar e invertir este movimiento hacia una sociedad igualitaria,
haciendo incluso referencia a la diversidad sexual como «una moda
o tendencia» que pone en peligro a los «lazos naturales» de la
familia, como dijo este año el senador panista José Martínez.
Además, los actos de discriminación y violencia desde el común de
la sociedad mexicana no parecen reducirse —al contrario, persiste
una cultura de control y pánico moral ante los intentos de
personas LGBTTTI de ganar y defender su espacio como ciudadanas y
ciudadanos iguales—. Esta falta de aceptación y respeto demuestra
que es necesario cambiar más que las leyes para cambiar la
cultura, la cual sigue invisibilizando, marginalizando y
estigmatizando a personas LGBTTTI, no sólo en México en general
sino también en el DF.
En esta cuestión, el discurso es un medio poderoso para crear
roles y estereotipos, al igual que puede ser usado para
cuestionarlos. De ahí parte el proyecto «Gay/DF: Comunidad
LGBTTTI» de Balham Herrera, quien —bajo el lema «México sale del
clóset» y con el apoyo del Fondo Nacional del Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes (FONCA, CONACULTA)— presenta una serie
de doce cortos documentales. Por un lado, el autor pretende
acercarse de manera didáctica y digerible sobre todo a las
personas no familiarizadas con el tema. Por otro lado, no cabe
duda que sus cortos —subtitulados en inglés— van conforme con una
imagen de apertura y libertad que está creando el DF de sí mismo
ante el mundo. Al presentar un mosaico de profesiones y personas y
mediante sus trayectorias personales y sus puntos de vista, el
autor quiere demostrar que las personas LGBTTTI forman parte de la
capital mexicana.
Los doce cortos biográficos y testimoniales presentan de forma
audiovisual a sus protagonistas, que se asumen como parte de la
diversidad sexual. Se publicaron una vez al mes en el transcurso
de un año, entre el 25 de octubre de 2013 y el 30 de octubre 2014.
La serie cuenta con un tráiler de aproximadamente tres minutos, en
el cual se presentan fragmentos de los primeros siete videos
publicados. Cada uno de los videos dura entre seis y siete
minutos, con la excepción de dos de los más recientes que duran
sólo entre tres y cinco minutos. El autor busca una amplia
difusión mediante un canal en youtube, una página web, así como
perfiles en facebook y twitter. Hasta ahora los videos han tenido
casi 50,000 vistas en youtube, lo cual significa un promedio de
casi 4,000 por video.
Cada uno de los videos trata de una persona o familia. Los
primeros siete videos siguen la lógica de una primera parte, en la
cual la persona se presenta como profesionista y una segunda
parte, en la cual describe su trayectoria y opinión personal,
mientras que los últimos cinco videos se limitan a la primera
parte. Una excepción son los dos videos sobre las familias, en las
cuales se trata de manera integral la vida familiar. La mayoría de
las personas presentadas están estudiando o cuentan con títulos de
educación superior y trabajos de alto prestigio social en las
ramas del arte y las ciencias. Dentro de estas y estos actores de
piel blanca y clase media-alta presentados tampoco se abarca de
manera equitativa a toda la gama de la población LGBTTTI: existe
un enfoque hacia las personas gay (5) y lesbianas (3). Además se
presentan familias (2) —una homoparental, la otra lesbomaternal—
mientras que tan sólo se incluye a un hombre y una mujer trans*
(2) y se excluye por completo a las personas bisexuales, inter* y
travestis. Es por eso que esta serie de cortos en su buena
intención de darles una voz y cara a personas LGBTTTI, con el
simple hecho de que esta selección sea necesaria para
visibilizarlas ante el público deseado, demuestra las
desigualdades dentro de «la población LGBTTTI»: existen grandes
diferencias de legitimidad entre las distintas siglas e incluso
dentro de éstas según la identidad de género y orientación sexual,
así como la clase y la etnia.
Dentro de los doce cortos, se pueden identificar tres líneas de
argumentación que en sus diferencias comparten las personas
presentadas. Primero, concuerdan en que el DF es un lugar que se
distingue del resto del país al dar espacios a personas LGBTTTI
—una ciudad que respalda a su ciudadanía con derechos, pero en la
cual aun así persisten la discriminación y violencia—. Segundo,
que al proporcionar este respaldo se ha definido a personas
LGBTTTI como un grupo vulnerable con ciertas características.
Persisten los estereotipos, p. ej. la imagen del «gay
caricaturizado, el gay que tiene que vestirse de rosa o que tiene
que hacer ciertos oficios». (Manu NNA, 4:53 min), así como el
temor hacia «lo otro» y el intento de controlarlo, p. ej. en
cuanto a la demostración de afecto en público: «Usted no se puede
tomar de la mano con el caballero […]. Estas son faltas a la moral
y aquí hay familias» (Miguel Barrera, 2:20 min). Y, por último,
comparten el mensaje de respeto hacia todas las personas «por el
simple hecho de ser otra persona» (Manu NNA 5:58 min), un mensaje
de igualdad y una llamada hacia la normalización de lo diverso:
«Somos personas que al igual que todos estudiamos, trabajamos,
tenemos una familia […]» (Ricardo, 5:08 min). Sin embargo, al
final vivir como son para la mayoría no ha sido fácil: «He
arriesgado básicamente todo por ser quien quiero ser. […] Me he
preparado para lo que venga: las reclamaciones, los enojos, las
preguntas […]» (Angie Ruedas, 2:56 min/4:36 min).
En esta serie de cortos, el DF se presenta una vez más como un
club exclusivo para personas «exitosas» sin espacio para las demás
personas —como las y los indígenas, las madres solteras y las
personas inter*— que no parecen caber en esta lógica. Parece que
sólo se acepta a las personas que no siguen las normas de un mundo
heteronormativo cuando por lo menos siguen la lógica de un mundo
neoliberal, clasista, racista y sexista. Así, no sorprende que el
único hombre trans* es a la vez el único protagonista de un
estrato social bajo y, por consecuencia, se ve obligado a
permanecer en el anonimato.
El título de la serie «Gay/DF: Comunidad LGBTTTI» en sí, subraya
una parte de estas desigualdades e injusticias al destacar a los
hombres gay y utilizar el término comunidad. Esto hace creer en un
grupo uniforme frente a la población «normal» heterosexual, aunque
esto no refleja la realidad vivida de las personas ni el contenido
verdadero de los cortos. No obstante, el propio autor admite que
es justamente este título que le permite una mayor difusión dentro
y fuera de la sociedad mexicana por ser «más aceptable, más
amigable». Ante esta perspectiva, al final, sólo reconforta que en
estos cortos —como en otros discursos y espacios hegemónicos que
utilizan «lo otro» para definirse y legitimarse» se manifiesta
también la existencia y agencia de las personas negadas.