Javier. C. Sanjinés (2013)

Embers of the past: Essays in times of decolonization


Durham, NC: Duke University Press,  248p.

 

Reseñado por Lucía Aguerre

Universidad de Buenos Aires, CONICET.



El proyecto histórico-ideológico de la Modernidad muestra sus fisuras, como señala enfáticamente el pensamiento decolonial, postcolonial e intercultural a la luz de su anverso constitutivo, la trama de la “colonialidad”, que permea la realidad latinoamericana produciendo y reproduciendo asimetrías a nivel epistémico, económico, étnico-racial, de género e, incluso, ontológico. El libro del intelectual boliviano y profesor de la Universidad de Michigan Javier Sanjinés contribuye de manera original a la profundización de uno de los importantes ejes críticos de la perspectiva decolonial que no ha sido tan debidamente tematizado, como es la dimensión temporal de las relaciones coloniales de poder. Publicada inicialmente en español, esta edición en idioma inglés a cargo de Duke University Press constituye una versión ampliada que consta además de un prólogo a cargo del semiólogo decolonial Walter Mignolo.

 

Desde un lugar de enunciación latinoamericano, que no por ello desestima el aporte de autores europeos críticos de la modernidad eurocéntrica, Sanjinés sostiene como argumento central de su libro que las dinámicas sociales de los países de América Latina desafían y ponen en tela de juicio los supuestos filosóficos de la temporalidad moderno-occidental. La persistencia en el presente de rescoldos del pasado pre-colonial y colonial pone en jaque la concepción tradicional del devenir histórico concebido como una sucesión de eventos pasibles de ser organizados de manera lineal y teleológica. El “tiempo pasado”, que el Estado nacional moderno vendría a encubrir en un afán modernizador, coexiste y persiste obstinadamente iluminando las contradicciones del presente. El caso boliviano, analizado a partir de obras literarias del siglo XX y otras, resulta paradigmático del conflicto entre los movimientos reivindicatorios de los pueblos indígenas y los vicios homogeneizadores del estado nacional moderno en su manifestación latinoamericana.

 

El libro está organizado en cuatro capítulos a los que el autor denomina de manera deliberada “ensayos”, reivindicando una forma estético-discursiva que transgrede, con su abundancia de interrogantes abiertos, las estructuras típicas de la tradición historicista moderna, haciendo de este género un terreno fértil para la interpretación de realidades temporales y subjetividades “otras”. En el primer ensayo, Sanjinés señala la pluralidad de interpretaciones posibles acerca del tiempo histórico poniendo de manifiesto el modo en que las categorías temporales occidentales se superponen en la comprensión indígena del vivir y el devenir. A partir de un detallado análisis histórico-literario, contrapone las descripciones del escritor indigenista peruano José María Arguedas, en las que la presencia del pasado en el presente se manifiesta en las vicisitudes que atraviesa la figura del migrante de las sierras a las ciudades florecientes de la costa peruana, con la narrativa lineal del ensayista boliviano Carlos Montenegro y su postulación de un nuevo orden social introducido por el estado nacional moderno. La intención de Sanjinés no es calcificar identidades: para elucidar el carácter dinámico de los movimientos indígenas contrasta las nociones aparentemente antitéticas de “tradición” y “revolución”, cuyo análisis complementa, siguiendo al historiador alemán Reinhart Koselleck, con dos categorías metahistóricas: “espacio de experiencia” y “horizonte de expectativas”, reuniendo su sentido en el concepto de “absolute presentness”, una nueva representación de la realidad a partir de sectores socialmente oprimidos.

 

La fragilidad de la noción de “cultura nacional” es abordada de manera crítica siguiendo la clave de la “diversidad de temporalidades”. En el segundo ensayo, el autor cuestiona cómo aplica Benedict Anderson la definición de nación como “comunidad imaginada” a las sociedades post-coloniales latinoamericanas, en tanto no tiene en cuenta la conflictiva heterogeneidad que cohabita en el interior de los estados. Dicha heterogeneidad posee una dimensión temporal que Sanjinés exhibe a partir de una lectura de dos exponentes de la “cultura letrada”: la descripción del brasileño Euclides Da Cunha acerca de la resistencia por sostener la identidad cultural frente al proyecto modernizador del estado brasileño en la rebelión de Canudos; y el análisis del pensador peruano José C. Mariátegui, quien revela una sociedad peruana marcada por la persistencia del “entonces” en el “ahora” poniendo en cuestión el flujo lineal y teleológico de la historia. El giro resulta contundente: autores como Benedict Anderson, frecuentemente visitados para explicar las tensiones del concepto de nación del estado moderno, son sustituidos por las descripciones “situadas” de autores latinoamericanos.

 

En el tercer ensayo, quizás el más abiertamente “decolonial”, el autor impugna el historicismo a partir de una reivindicación de los “pasados subalternos” atravesados por la “colonialidad”, cara oculta de la modernidad, que forja desde su inicio un sistema de dominación social basado en la categoría de “raza”, constituyendo desigualdades y jerarquías que excluyeron a los grupos racializados de la narrativa histórica del paradigma moderno occidental. Sanjinés se vale de las herramientas teóricas y la crítica a la noción de “progreso” de Walter Benjamin para analizar las rebeliones indígenas más recientes y su espíritu crítico hacia la modernidad. Llegado este punto, es posible advertir en el texto la falta de referencias a autores de la filosofía latinoamericana (la ética de la liberación o la filosofía intercultural) que problematizaron la universalización de la historicidad occidental moderna y la consecuente distinción entre pueblos incluidos y excluidos de la Historia, cuyos trabajos han servido de indudable referencia para las elaboraciones conceptuales de la teoría decolonial.

 

El recorrido crítico finaliza con el cuarto ensayo en el que el autor analiza los desplazamientos de la metáfora social en Bolivia y su rol en la construcción de la cultura nacional. A partir de una serie de ensayos fundacionales de la nación boliviana y del aporte de autores actuales Sanjinés recorre las metáforas que han influido en la manera de concebir la nación. Desde “la metáfora de la enfermedad” que acarreaba la raza mestiza, pasando por la “metáfora de la pedagogía nacional”, según la cual la fuerza vital corporal del indígena, unida a la capacidad intelectual del mestizo, crearían un “mestizaje ideal” aunque inferior a la superioridad europea; hasta el abandono del modelo de la “nación mestiza” a favor de lo que a partir de los textos de René Zavaleta Mercado y Carlos Toranzo Roca Sanjinés distingue como “metáforas del fluir”; y la posterior y actual “metáfora de lo anfibio”.

 

En suma, el gran aporte de Embers of the past es la puesta en tela de juicio de las categorías históricas clásicas con las que se analizan las realidades sociales latinoamericanas, reivindicando formas alternativas de concebir el devenir histórico, en las que pasado, presente y futuro constituyen instancias superpuestas. Esto conlleva una implicancia ético-política central, como es el reconocimiento de la agencia histórica de sujetos y grupos históricamente subalternizados. Conforme a un estilo deliberadamente ensayístico que no pretende resoluciones exhaustivas, muchas problemáticas filosóficas ligadas a la noción de “praxis histórica” invitarán al lector a posteriores profundizaciones. No obstante, con este valioso y original aporte Sanjinés ofrece un inspirador modelo del fructuoso vínculo entre historia, literatura y perspectiva decolonial.

 

En ese sentido, Embers of the past constituye una contribución de peso, dirigida a lectoras y lectores provenientes de los ámbitos académicos de las ciencias sociales y las humanidades interesados en análisis interdisciplinarios que tengan por eje temático a América Latina.